Podrí­a haber buscado la historia y contaros que San Valentí­n era un monje medieval que emparejó una cabra con un gallo según la leyenda, y que dicen las malas lenguas (seguro que podrí­a aportar webs que lo “demostraran”) que en su tiempo libre se dedicaba a follarse niños y fustigar campesinos, pero todo eso implicarí­a que la historia hubiera existido y, sobre todo, que me importase lo más mí­nimo como para buscarla.

Pero en temas de amores mejor que hablen los expertos:
[...]en el dia de San Valentí­n, todos saben que es un invento del Corte Inglés para vender peluches fuera de temporada. Pero es tan 1920, tan Mujercitas, tan maravillosamente incorrecto que hasta merece la pena probar y recordale a sus respectivas señoras por qué se afeitan las piernas los fines de semana, subir de categorí­a con la sirena de sus sueños o, en el peor de los casos, quedar como un galán.
El texto completo y 10 ideas para hacer un regalo en La Petite Claudine: diez regalos para impresionar a una dama en San Valentí­n.

El regalo que he hecho yo asciende a 1.8€, impuestos indirectos incluidos. Yo me atrevo a decirlo, ¿cuántos de vosotros tenéis novia y dignidad simultáneamente?. Sin embargo, el único regalo original (y original en su acepción original, no en la de tienda-de-regalos-originales-prefabricados) que he visto es este: Dile que la quieres, regálale un blog de fan obsesivo psicópata.

Y en el odio que me invade en estas fechas, aún queda un resquicio de victoria: por lo menos uno ha caido.