¿No habéis pensado nunca que la proporción entre la carne y la guarnición es un número real y que con la práctica es posible alcanzarlo? Yo sí lo pensaba, desgraciadamente hoy no he sido suficientemente efectivo en la aproximación de esa proporción. Remitámonos a los hechos:
De cena tenia guiso de pollo con pasta (con cilantro, pero esa sería otra historia más larga todavía). Me serví de la pota pollo y pasta, como es lógico.
Estaba cenando, acabé la pasta y me quedaba pollo, me quedaba con hambre (el error fue mio no haber ajustado mejor la proporción entre pollo y pasta). Así que fui a la cocina a pillar mas pasta, pero como soy un puto manazas me salpicó un poco de salsa a la camiseta.
Me quite la camiseta y me puse a lavarla a mano en el lavabo, para que la mancha no se quedara ahí para toda la eternidad. Cuando acabo de lavar la camiseta, al volver a poner el jabon para lavar a mano en el armario del pasillo… pues me cae un puto bote de cera reparadora de arañazos de muebles marrón.
Salpico la pared, el suelo completamente y un poco mi pantalon, así que tuve que lavar el pantalón, fregar el suelo y limpiar la pared, y acabé tan hasta las pelotas que pase de comer lo que me quedaba en el plato.
Esta versión es una adaptación de la historia contada por skype a petición popular, de ahí la falta de criterio literario.
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