¡Este año, con un 20% más de depresión! Ya a la venta en tiendas El corte inglés y calles comerciales. La navidad es como… bueno, no quiero hablar de política hoy, el caso es que todo el mundo dice que no le gusta pero sigue existiendo. ¿Y por qué no nos gusta? Aquí van mis clases de equivalencia:
- El niño pequeño: Vale, a este le gusta, vive en su mundo jugando. Todo perfecto. A la larga ya le traerá problemas la dependencia económica de la felicidad, pero de momento que disfrute.
- El niño no tan pequeño: Vaya, a fulanito le han traído el Robosapiens con cabeza de PDA y yo sin embargo tengo un kit de construcción de camiones. Aquí algo empieza a fallar.
- El veinteañero: A pocos les gusta salir en fin de año, pero quedarse en casa es depresión segura. Conste que yo el año pasado conseguí no sólo quedarme en casa y acostarme muy temprano, además conseguí olvidarme completamente hasta el punto de tener que preguntar a mis amigos si había estado con ellos esa noche. Amenazo con repetir el resultado. La cuestión es, ¿salimos por no no-salir, hacemos una reunión de terapia de grupo similar a alcohólicos anónimos llamada fiesta privada o tratamos de estar en cama antes de que David Civera salga a cantar la primera canción?
- Adulto: Desconozco al 100% los motivos que impulsan la depresión en este caso. Quizás sea la época de replantearte qué has hecho mal para llegar a esa situación de no ser feliz cuando todo el mundo parece ser feliz.