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No tengo saldo

Dame un euro

Me sorprende la falta de planificación de alguna gente. Sinceramente hasta ahora pensaba que el no te llamé porque no tení­a saldo era una falsa excusa. De hecho preferí­a pensar que yo no era digno para ser llamado antes que pensar que los ví­nculos sociales eran sólo una aplicación de la tecnologí­a, y que se podí­an producir cuando ésta querí­a.

Diversas pruebas en los últimos dí­as me hacen ver que no: realmente es más difí­cil mantener una amistad con alguien que tiene móvil de prepago que con alguien que lo tenga de contrato o bien tenga ví­as alternativas de comunicación (véase mensajerí­a instantánea por internet o compartir patio de luces).

Sin tener edad ni experiencia suficiente para contar batallitas sobre móviles, recuerdo que yo tuve durante años un móvil de prepago. Pero cuando llegaba a 500 pesetas, lo recargaba, para no quedarme sin saldo. Seré un paranoico, poco vividor, poco arriesgado o puede que no soporte que la tecnologí­a decida mi vida. El caso es que si esta gente siguiera el mismo razonamiento para su coche las grúas no dejarí­an de trabajar: “llené el depósito y me puse a hacer kilómetros hasta que me quedé tirado”.

Y ya no hablemos de que en la mayorí­a de las compañí­as te sale rentable tener un contrato si tu consumo es mayor de siete euros en prepago. Y pongo siete en número no vaya a ser que alguien piense que estoy hablando de números y no lo entienda.

Para ilustrar el post, qué mejor que el último “servicio” de Movistar, el colmo de la tacañerí­a por parte de los consumidores y el colmo de la poca vergí¼enza por parte de la empresa: oyes neno déjame un euro para llamar. Sólo vi cosa igual una tarde en pleno centro de mi ciudad cuando un catorceañero se acercó para pedirme un euro para calimocho. Ahora me arrepiento el haberme reí­do de él, podrí­a estar dirigiendo campañas de márketing de multinacionales.

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