Cuando cada mensaje en la bandeja de entrada representa una tarea por hacer, y el estrés se convierte en enfermedad, esa claridad y pureza del Inbox es un auténtico regalo. Los veinte o treinta mails que se acumulaban desde hacía tiempo se han dividido en dos tipos: los de “resolver inmediatamente” y “olvidar para siempre”. Enhorabuena a los premiados y lo siento por los que se han quedado en el tintero. Siempre quedará volver a intentarlo.
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