“No existe el gran día para los bloggers veteranos. Y si ese día fuese a llegar, ya hubiese llegado.”
(Adaptación de la frase de Marcellus Wallace en Pulp Fiction sobre los boxeadores)
Hoy hace cuatro años de la inaguración del blog. Me hubiera gustado haber empezado antes, pero cuatro años no son pocos en este mundillo. 446 posts publicados, pero el número no importa. Importan las ideas que quedan, tanto las públicas de las que me siento orgulloso como aquellas que sólo yo puedo leer entre líneas. Porque no engaño a nadie, a pesar de compartirlo, el blog es para mí, al menos los posts personales.
También están los posts que no me gustan, de los que no me siento orgulloso, y que no borro no por falta de ganas, sino para aprender de los errores y aprender que siempre quedan ahí. Y otros posts que siguen y seguirán en borrador, que nunca me he atrevido a publicar.
A menudo me planteo si tiene sentido mezclar temas personales con temas sobre comunicación, Internet, blogs, informática, etc. Porque a mis amigos les da igual todo eso, y a la gente que me sigue por otros motivos probablemente también le dé igual a dónde me voy de vacaciones o con qué paso mis ratos libres. Pero en parte ese es el encanto de un blog personal, tener la libertad de escribir desde y no para.
Pero como no quiero que esto se convierta en un “yo he venido aquí a hablar de mi libro”, sólo agradecer a mi blog (qué estupidez) estos cuatro años por ser mi pequeño BOE, mi columna en un periódico, mi currículum y mi amigo fiel en uno sólo.
P.D. Después de leer esto, creo que mi aversión hacia los cumpleaños se está extendiendo también a los “cumpleaños de los blogs”.
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