Llevo unos días de infarto, casi literalmente. Pero también me han servido para darme cuenta de lo que realmente me motiva, la razón por la que no duermo 12 horas al día o me cojo dos meses de vacaciones al año. Y no es más que cambiar las cosas que no me gustan.
Sin entrar en detalles, os contaré que la semana pasada se cambió una pequeña parte de una campaña en Internet de una marca de coches. Había un tema, relacionado con seguridad vial, que no me gustaba en absoluto. El caso es que pude hablar con los responsables, y la campaña tiene corregida esa parte. Con quitarle las ganas a alguien de matarse en la carretera, aunque después se mate igual, me doy por satisfecho.
Oportunidades
No son las únicas oportunidades que tengo ahora, y que hace años veía imposibles. El viernes pude asistir a la conferencia del presidente de Anfac (asociación que aglutina a las marcas de coches en España). Muy pocos asistentes (la mayoría periodistas 1.0, hasta donde yo sé) y no demasiado interés por lo que allí se contaba. El caso es que me gusta pensar que tengo la oportunidad (y las ganas) de comentar que no creo que lo estén haciendo bien. En un medio que es suficientemente independiente y heterogéneo para que también se den argumentos a favor de lo que pide Anfac, y comprensible para no economistas. Es posible que sólo lo lean cuatro gatos, pero al menos la alternativa existe.
Los anteriores son temas que considero responsabilidad social, porque creo que disfrutar de los coches no está reñido con la seguridad vial, y que mantener una industria a flote no significa regalar dinero de los contribuyentes. Pero hay temas mucho más banales.
Un momento para el ocio
Hace años que tengo en la cabeza una petición masiva sobre un producto de ocio. Me sorprendía la cantidad de gente interesada, y desde la comodidad del que pide algo como si los demás estuviesen obligados a dárselo, simpatizaba con la causa. Por qué aquí no tendremos algo así, nos preguntábamos una y otra vez.
Mañana lanzamos un proyecto que hace realidad en parte esta petición. Con unos objetivos mucho más modestos, pero al menos es un comienzo. Es un proyecto arriesgado, pero quien no lo intenta no lo consigue. Si lo conseguimos no vamos a cambiar el mundo, ni mucho menos. Pero surgirán oportunidades de poner nuestro granito de arena, y por el camino nos divertiremos mucho.
Stay tuned.